El mal ejemplo

Al cruzar la calle nos podemos encontrar de todo tipo de gente. Muchas veces parece que de un vistazo nos hacemos la idea de qué tipo de persona es esa con la que nos acabamos de cruzar y no conocemos de nada. Además, cruzar la calle también puede servir para dar buen o mal ejemplo.

Alguna vez, cuando no vienen coches, solemos cruzar un paso de cebra que está en rojo para peatones; sin embargo, la cosa cambia cuando también hay niños esperando a cruzar. Parece que cruzar cuando no se debe puede ser un mar ejemplo, sobre todo si el niño va de la mano de un mayor que seguramente le habrá insistido acerca de cuándo hay que cruzar y cuándo no. Otras veces el dilema todavía es mayor, como me ocurrió el otro día, una calle por donde no pasaban coches, rojo para peatones durante un rato largo, mucha gente en la calle, con prisa y ganas de cruzar, y unos policías municipales al lado. Todos mirando de reojo a los municipales y a los demás peatones, aguantando todos como en una partida de póker, a ver quién es el valiente que cruza, esperando a ver si se van los guardias o quién sabe, si cruzan los primeros.

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